La respuesta de Benedicto XVI al informe sobre abusos

 

Berlín.— Tras las acusaciones que se vertieron contra Benedicto XVI en el informe sobre abusos sexuales en la diócesis de Múnich, el Papa emérito publicó una carta el 8 de febrero. Esta va acompañada de un texto, “Comprobación de hechos”, elaborado por cuatro asesores, que ha tenido menos repercusión mediática que la carta en sí. A continuación glosamos dicho texto.

En el informe sobre los abusos sexuales cometidos en la diócesis de Múnich-Freising entre 1945 y 2019, presentado el 20 de enero por los autores, el bufete de abogados Westpfahl Spilker Wastl (WSW), que lo había elaborado por encargo de la diócesis, se afirmaba que el entonces cardenal Ratzinger –arzobispo de Múnich entre 1977 y 1982– había actuado en cuatro casos “con falta de sensibilidad y disposición a esclarecer los hechos respecto a los indicios de posibles conductas indebidas, en particular de sacerdotes”.

Especial atención despertaba el caso de un sacerdote “H” (o también “X”), que en 1980 se trasladó de Essen a Múnich para seguir un tratamiento psiquiátrico. Dicho sacerdote ya había sido acusado, en su diócesis de origen, de cometer abusos sexuales. El informe le dedicaba un tomo especial de más de 350 páginas. La cuestión que concretamente se planteaba es si el entonces cardenal Ratzinger había asistido a la reunión, celebrada en la curia diocesana el 15 de enero de 1980, en que se habló de dicho traslado. En las respuestas del Papa emérito a las preguntas que le había enviado anteriormente el bufete de abogados, Benedicto decía no haber estado presente. Los abogados afirmaban que tenían pruebas de que sí había asistido.

Efectivamente, el día 24 de enero, el secretario del Papa emérito –Mons. Georg Gänswein– publicó una declaración en que corregía el dato: “Benedicto quiere aclarar que, al contrario de lo que manifestó en sus respuestas a las preguntas de los abogados, sí participó en la reunión de la curia del 15 de enero de 1980”. Además, el Papa emérito “desea subrayar que la declaración objetivamente errónea no se hizo con mala intención, sino que fue un descuido en la edición de su declaración”. Mons. Gänswein anunciaba que Benedicto XVI haría una extensa declaración explicando cómo pudo producirse ese fallo en la redacción.

Dicha declaración la publicó el 8 de febrero el propio Papa emérito, acompañada de un informe elaborado por cuatro colaboradores –tres especialistas en Derecho canónico, así como otro abogado–, en el que se explicaba detalladamente cómo se había producido dicho “error de transcripción”; además, refutaban punto por punto las demás acusaciones.

Cómo se cometió el error

En el escrito de los asesores, los catedráticos de Derecho Canónico Stefan Mückl (Roma) y Helmuth Pree (Múnich), junto con el también canonista Stefan Korta (Buchloe) y el abogado Carsten Brennecke (Colonia), exponen las acusaciones vertidas sobre el Papa emérito en el informe, para refutarlas una a una.

Para responder a la afirmación de que Benedicto XVI “prestó deliberadamente un falso testimonio sobre su presencia en la reunión de la curia diocesana del 15 de enero de 1980”, por lo que habría mentido, los asesores explican con detalle cómo se cometió el error. Benedicto XVI recibió del bufete WSW un elenco de preguntas, y para responderlas se daba acceso a unos archivos de unas 8.000 páginas en total. Además, estos solo se podían consultar en pantalla, sin posibilidad de almacenarlos, imprimirlos o copiarlos. Dadas las condiciones de trabajo y la premura del plazo, el Papa emérito encargó este trabajo al equipo anteriormente mencionado; sin embargo, el acceso a los archivos se concedió a una única persona, Stefan Mückl; “ninguno de los otros asesores pudo ver los archivos”, dice expresamente el texto “Comprobación de hechos”. Y continúa: después de que el profesor Mückl hubiera procesado los datos de dicho expediente, “el Dr. Korta cometió un error de transmisión que no se advirtió en las siguientes fases de trabajo”, pues “hizo constar erróneamente que Joseph Ratzinger se ausentó de la sesión de la curia diocesana el 15 de enero de 1980”.

El Card. Ratzinger en 1980 no sabía que el sacerdote X había cometido abusos ni aprobó darle un encargo pastoral

Los otros asesores asumieron dicha constatación errónea, por lo que no preguntaron a Benedicto XVI si realmente era así; el Papa emérito, a su vez, tampoco advirtió el error, pues apenas tuvo unos días para revisar la declaración que le había preparado el equipo de asesores. Como corolario de esta pormenorizada explicación, los autores del texto afirman: “Este error de transcripción no puede achacarse a Benedicto XVI como una declaración falsa o ‘mentira’ deliberada”.

Añaden que “tampoco habría tenido sentido que Benedicto XVI negara deliberadamente su presencia en la reunión”, pues en el acta de la sesión se recogen declaraciones suyas, por lo que su presencia era “evidente”. También aparecieron en 2010 varios artículos de prensa en los que se hablaba de la presencia del entonces cardenal Ratzinger en la mencionada reunión. Asimismo, la biografía de Benedicto XVI que publicó Peter Seewald en 2020 refiere que “en 1980 se había limitado a aprobar en una reunión del consejo presbiteral que dicho sacerdote pudiera acudir a Múnich para someterse a psicoterapia” (página 938 de la edición española).

Qué sabía Ratzinger

Al margen del error al negar su asistencia a la sesión del 15 de enero de 1980, la cuestión principal es si el entonces arzobispo de Múnich encargó a dicho sacerdote una labor pastoral, a sabiendas de que había cometido abusos; en este caso, los habría encubierto. El documento de los asesores afirma categóricamente que “Joseph Ratzinger no tenía conocimiento de que el sacerdote X había cometido abusos, ni de que recibiría un encargo pastoral”. Se remiten a las mismas actas de dicha sesión, de las cuales se desprende que ni se tomó una decisión sobre la labor pastoral del presbítero en Múnich ni se mencionó que hubiera cometido abusos sexuales: “Se trataba exclusivamente del alojamiento del joven sacerdote X porque iba a someterse a una terapia en Múnich. Esta solicitud fue aceptada. El motivo de la terapia no se expuso en la reunión”.

A continuación, los asesores de Benedicto XVI tratan las otras acusaciones vertidas contra Benedicto XVI en el informe de WSW, según el cual tenía –en tres casos– conocimiento de sacerdotes autores de abusos sexuales. El escrito afirma: “En ninguno de los casos examinados por el informe, Joseph Ratzinger tuvo conocimiento de actos o de sospechas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes. El informe no presenta ninguna prueba que sugiera lo contrario”.

En el caso del “sacerdote X”, “incluso uno de los abogados del bufete confirmó en la rueda de prensa del 20-01-2022, en la que se presentó el informe sobre los abusos, que no hay pruebas de que Joseph Ratzinger tuviera ese conocimiento”. Se refiere el texto a la pregunta formulada por una periodista, de “si puede asegurar que Benedicto XVI lo sabía”; entonces, “el abogado afirmó claramente que no hay pruebas de que Joseph Ratzinger tuviera ese conocimiento, y que solo era ‘predominantemente probable’, según la opinión subjetiva de los expertos”.

Tras añadir el enlace al vídeo que contiene la pregunta y la respuesta (a partir del minuto 2:03:46), los autores del escrito resumen: “El informe no contiene ninguna prueba de acusación de mala conducta o de ayuda al encubrimiento. Como arzobispo, el cardenal Ratzinger no participó en el encubrimiento de abusos”.

Actos “terribles”

La última cuestión tratada en el escrito “Comprobación de hechos” se refiere a la siguiente afirmación del informe WSW: “Benedicto XVI restó importancia a actos exhibicionistas en su declaración”. Como prueba de ello, el informe aduce una frase del Papa emérito referida a otro sacerdote: “Se ha comprobado que (…) fue autor de casos de exhibicionismo, pero no abusador en el sentido auténtico de la palabra”.

Los autores del texto responden: “Benedicto XVI no trivializó el exhibicionismo en su declaración, sino que lo condenó explícitamente. La frase que sirve de supuesta prueba de una banalización del exhibicionismo está sacada de contexto”. En su respuesta, el Papa emérito “afirma claramente que los actos de abuso, incluido el exhibicionismo, son ‘terribles’, ‘pecaminosos’, ‘moralmente reprobables’ e ‘irreparables’”. El contexto a tener en cuenta es la apreciación que, entonces, hacía el Derecho Canónico: “El exhibicionismo no estaba considerado como un delito punible según el Derecho Canónico, ya que la disposición penal pertinente no consideraba esa conducta como un tipo penal”. Concluyen así que “la toma de postura de Benedicto XVI no trivializa el exhibicionismo, sino que lo condena claramente”.

El escrito de los asesores de Benedicto XVI concluye con la observación de que la “Comprobación de hechos” fue elaborada en alemán, por lo que “si hay divergencias lingüísticas en su traducción a otros idiomas, la autorizada es la versión alemana”.